No ha habido sorpresas. El resultado de la primera votación de investidura del candidato popular, Alberto Núñez Feijóo, ha sido el esperado: 172 valientes síes frente a 178 acobardados noes. Dicho de otra manera: el líder del PP no ha obtenido la confianza de la cámara, pero ha ganado con claridad la investidura (en nuestros corazones) y es ya el nuevo presidente del Gobierno de España (en nuestra cabeza).
Su liderazgo ha quedado ratificado ante un Pedro Sánchez encogido en su sillón y que no se ha atrevido a decir “esta ETA es mía”. Quien calla otorga. El silencio de Sánchez nunca ha sido más atronador y su espantada no hace sino consolidar la presidencia (en un plano puramente imaginario) de un Feijóo que ha salido a ganar (en el mundo de las ideas).
Sánchez y sus socios separatistas y proetarras no han sido capaces de tumbar una investidura ficticia de Feijóo, a quien muchos españoles podrán ver (en sus mentes) eligiendo ministros de aquí a unos días y gobernando durante cuatro años una España (quimérica y ficticia y en absoluto real) que ya ha superado, definitivamente, el sanchibache.
Ahora ya solo podemos cerrar los ojos y gritar (para dentro): ¡¡Feijidente, Feijidenteeee!!!
