La dictadura wowk de lo políticamente correcto ha llegado a la zona noble del Bernabéu. Desde hace unos días, el Real Madrid se ha convertido en el principal acicate del racismo en España, acorralado por el podemial. ¿Se ha vendido el equipo blanco a la extrema izquierda? Desgraciadamente, así es.
¿Qué será lo siguiente? ¿Dejar que las mujeres entren al estadio? Se requieren valentía y aplomo tanto dentro como fuera del encerado. El Real Madrid no puede seguir con esta caída en picado porque, por miedo a la progredumbre, va a acabar perdiendo a todos sus aficionados, cansados de que les arbitren las emociones.
Al Madrid le ha fallado la defensa ideológica. Su portería moral es un coladero. Balonazo en toda la cara del buenismo que pretende apagar la espontaneidad del deporte, la furia del aficionado, la sal de la vida futbolística.
El que quiera mimos, que no los busque en el equipo blanco. Aquí hemos venido a jugar.
Esperemos que Florentino Pérez -que ha tenido que mostrar su apoyo al innombrable, ataviado con camiseta de morado podemita- corrija su trayectoria y el césped de la libertad vuelva a crecer tras los pisotones propinados por la generación de cristal.
¿Nos van a poner un VAR en la boca?
Todo se andará…