La ira descontrolada que provoca la subida del precio de la luz y del gas hace que muchos españoles generen ondas lumínicas, calor e incluso chispas de pura rabia, lo que les está permitiendo producir su propia energía y dejar de depender de las grandes empresas energéticas. Pensar en la inoperancia de la ministra de Industria origina suficientes berrinchevatios como para llevar una tetera a ebullición o calentar una pizza en el microondas.
Y, según diversas mediciones, un tuit antiguo de Pablo Iglesias criticando la subida del precio de la luz genera una rabia equivalente a seis generadores diésel.
Muchos españoles están recurriendo a dinamos o pequeños generadores para transformar esos sofocos en energía apta para el consumo. Un español consultando una factura de Endesa o Iberdrola se convierte, de forma natural y orgánica, en una central termoeléctrica inagotable: aprieta los puños, cierra la mandíbula con fuerza, golpea las paredes e incluso grita. En definitiva, se produce una explosión de energía que puede alimentar electrodomésticos o iluminar estancias pequeñas.
Muchos ciudadanos simplemente cogen una factura con una mano y una bombilla con la otra y esta se enciende.
El problema, según algunos ingenieros, es que el origen de la rabia capaz de generar energía es la factura, por lo que los ciudadanos siguen dependiendo en realidad de las compañías eléctricas y no pueden autoabastecerse.
Al cierre de la edición, las compañías eléctricas han pedido al Gobierno privatizar a los españoles y liberalizar el mercado.