Tras 40 años de matrimonio, Sole Trivigno, natural de Segovia, ha descubierto que su marido llevaba años viviendo una media vida. “Siempre ponía excusas para no asistir a los cumpleaños de los niños y se escaqueaba para no hacer planes conmigo”, explica la mujer. “Ahora he entendido que empleaba este tiempo en mirar fijamente a una pared, sin motivo ni propósito, o se metía en la cama durante horas”, añade.
Esta revelación está siendo muy dura para ella. “Me he dado cuenta de que he vivido una farsa durante años”, lamenta. “Nunca íbamos a cenar fuera o al cine porque se quedaba solo en casa viendo partidos de fútbol, a los que apenas prestaba atención”, se sincera. “Dedicaba poco tiempo a la realidad del día a día porque, en secreto, se abandonaba al letargo”, insiste.
Triviño también se siente decepcionada porque, visto el asunto con perspectiva, ha entendido que, cuando su marido estaba con ella, simplemente no estaba. El hombre siempre se mostraba atontado, distraído y pensando en otras cosas porque vivía una media vida en secreto. “No sé cómo ha podido mantener la situación tanto tiempo sin volverse loco”, se pregunta la mujer visiblemente afectada.
El caso de este matrimonio no es único. Millones de personas en todo el mundo viven una media vida en secreto, dejando de hacer las cosas que querrían hacer y renunciando a sus sueños a espaldas de sus parejas.