Aprovechando que, a partir de la semana que viene, los niños y adolescentes de hasta 14 años podrán acompañarles al banco, numerosos padres españoles han concertado ya visitas a las entidades con el objetivo de que los responsables de su sucursal expliquen a los menores el estado actual de las cuentas de sus familias. «Así entenderán, con la objetividad de una mirada externa, por qué mamá está tan triste y por qué papá llora por las noches o busca entre los cojines del sofá como si hubiera perdido algo», comenta Luz Llanos, de Talavera.
«A los niños hay que contarles la verdad. Especialmente si van a tener que pagar la hipoteca de la casa», argumenta un padre de familia de Oviedo, que insiste en que «las canciones y las pinturitas están bien para la gente que no tendrá que poner a sus hijos a trabajar en la mina en cuanto esto acabe».
Carmen Marín, de Barcelona, explica que su hija «se puso como loca» cuando sorprendió a su padre rompiéndole la hucha con forma de cerdo y «requisando» sus ahorros para el viaje de fin de curso. «Le costó entender que ahora todos tenemos que remar, pero la semana que viene el director de la oficina de Bankia le hará un retrato de la situación financiera y es posible que acabe confesando dónde esconde el dinero que le dio la abuela en Nochebuena, porque sabemos que se lo dio», explica.
Las entidades bancarias también están dispuestas a hablar claro. Caixabank sustituirá su campaña «¿Hablamos?» por «Tenemos que hablar».