Un joven ha salido esta mañana de un local de Starbucks de California con quemaduras de segundo y tercer grado tras insistir en que prefería que le sirvieran el café ardiendo directamente en las manos, sin vaso ni recipiente alguno, para no tener que decir cómo se llama. «Odio ese momento, siempre escriben mal mi nombre, paso vergüenza», argumenta este cliente tímido mientras le hacen las curas de urgencia en el hospital.
«Mi objetivo es que la piel se vaya acostumbrando al café caliente», explica el herido, que aspira a poder beber cada día su café directamente de las manos, «formando un cuenco con las palmas», sin tener que revelar su nombre al camarero. «No puedo remediarlo. Cuando gritan mi nombre delante de todo el mundo para avisarme de que el café está listo me acuerdo de cuando la maestra me regañaba en el colegio», insiste.
Hasta ahora, este cliente usaba bolsas de plástico, en las que el dependiente volcaba el líquido caliente, y bebía el café con una cuchara sopera. Sin embargo, el joven considera que esta práctica no es sostenible. «Las bolsas de tela no retienen el café y las de plástico se pueden reutilizar pocas veces porque el calor las acaba fundiendo», razona.
Starbucks ha ofrecido esta mañana a sus clientes más tímidos servirles el café a chorro directamente en la boca si no quieren destrozarse las manos.