Ansiedad y depresión, depresión y ansiedad. Decantarse por una de las dos dolencias es complicado. La elección genera ansiedad y la sospecha de haber elegido mal, depresión. ¿Cuál de las dos es preferible? Uno de nuestros redactores ha estado una semana deprimido y otra semana ansioso y estas son sus conclusiones.
Esfuerzo
Es cierto que, durante los episodios más graves de ansiedad, mi cuerpo se quedó paralizado y por lo tanto ni siquiera me moví, pero el resto del tiempo tenía que ir mucho al lavabo y no dejaba de sudar, lo cual me exigía mucho esfuerzo. Por el contrario, durante mi semana deprimido no me tuve que esforzar nada porque estaba metido en la cama todo el rato.
Comodidad
La ansiedad te provoca vómitos, diarrea, temblores, cefaleas y molestas palpitaciones, mientras que, en mi caso, la depresión me provocaba muchísimo sueño, así que estaba comodísimo en la cama, pensando en la muerte y valorando las posibilidades menos dolorosas para provocarla pero, insisto, comodísimo en la cama.
Bienestar
La depresión disminuyó mi capacidad intelectual, lo cual siempre ayuda a sentirse mejor. Pero claro, la ansiedad me hacía mear un montón, y a mí me encanta mear. En este punto lo dejaría en empate.
Autosatisfacción
Con la ansiedad no podía dejar de pensar que jamás encontraré la autosatisfacción, siempre necesitaré algo que no tengo y eso me agobia. Aunque con la depresión era peor, porque era consciente de que una vez encontré la autosatisfacción pero, por culpa de mis malas decisiones, lo estropeé todo para siempre.
Tiempo
Si tuviera que elegir entre sufrir por el futuro o sufrir por el pasado, me quedaría con la primera opción porque, claramente, desde un punto de vista humano, queda menos futuro que pasado.
Emoción
Después de haber experimentado las dos durante las últimas semanas, tengo que decir que la ansiedad es mucho más emocionante, la anticipación y el pánico a eventos que están por venir son mucho más entretenidos que el sufrimiento y el arrepentimiento por los eventos que ya han sucedido.
Precio
Lo cierto es que, teniendo precios en general muy similares, consumir ansiolíticos es mucho más placentero que consumir antidepresivos. De hecho, ahora que ya ha pasado tiempo desde que realicé el reportaje, tengo que confesar que he seguido tomando grandes cantidades de Diazepam, Lorazepam y Cloracepato, y jamás me he sentido más relajado.
Conclusión
Después de pasar una semana deprimido y una semana con ansiedad para tener que realizar este reportaje, mi conclusión es que ahora estoy estresado porque mis jefes llevan otra semana metiéndome presión para que lo publique cuanto antes.