La mujer del siglo XXI no ha nacido para someterse a esa opresora granja humana que las ideologías dominantes llaman «hospital». Si eliges tener un mayor control sobre tu cuerpo, 1 de cada 10 médicos recomienda parir en tu propia casa. Pero, ¿cómo adecuar tu vivienda para acoger el milagro de la vida?
– Hazte con la butaca Pärto de IKEA: está pensada para despatarrarte frente al televisor, que en tu caso emitirá un buen tutorial latino sobre cómo dar a luz de esos que abundan en Youtube.
– Procura parir en la habitación del bebé, así ya se queda allí hasta que cumpla los 45 años y pueda independizarse.
– Cuando las contracciones vengan muy seguidas, pide una hamburguesa a domicilio. En el momento en el que llegue el repartidor, dile que estás alumbrando y no le tocará otro remedio que quedarse a ayudar. Y de paso tendrás la cena lista para luego.
– Expulsa a la criatura de espaldas a la ventana: cuando oigan tus inconfundibles gemidos, los vecinos se asomarán para cotillear y ver si es niño o niña. No les des el gusto.
– Si el bebé se resiste a salir, no necesitas fórceps si tienes a mano las pinzas del horno. También puedes recurrir al desatascador del váter si no eres escrupulosa.
– Asegúrate de que tu microondas incorpora la función de descongelar a potencia baja. En caso de que el neonato resulte ser sietemesino, será una buena alternativa a la incubadora del hospital. Y si además de salvar la vida de tu niño deseas fotografiarlo con la tez morena para que triunfe en Instagram, no subestimes la función de grill.
– Pesa al bebé con la báscula de la cocina, hazle fotos y comparte toda la información en Twitter para que los expertos de 16 años te digan si está todo bien.
– Tiende al bebé para que se seque al sol. No lo pongas en la secadora, que lo llenará de pelusa.
– Cuando esté todo listo, crea una cuenta para él en las redes sociales y ponlo delante de un iPad para que no te moleste hasta que cumpla los 18.