La Agencia Espacial Europea (ESA) ha tirado un trasto de hierro a unos 500 millones de kilómetros de la Tierra para ver cómo se quedaba pegado a una roca muy grande que está llena de polvo.
La proeza, calificada por los expertos como «la mayor gamberrada de la historia de la exploración espacial», ha costado cerca de 1.400 millones de euros y ha mantenido ocupados a los astrónomos durante años.
«Ahora supongo que tendremos que volver al tajo, a no ser que se nos ocurra otra marcianada», ha declarado el director de operaciones de la ESA, Thomas Reiter.
«Ha dejado marca y todo de la hostia que se ha pegado», explica la ESA
«Hemos tirado el trozo de hierro y hemos cerrado los ojos, concentrándonos mucho para oír el hostiazo», explica Reiter. «Al final, tacatá, se ha quedado pegado al pedrolo y ha dejado marca y todo, te lo juro», añade.
«¡Cómete esa, cometa!», ha exclamado el astrónomo mientras apuraba una lata de cerveza y repasaba las menciones de su cuenta en Twitter. «45 retweets y subiendo, la gente está flipando con la que hemos liado ahí», constataba eufórico.
Pese a las dudas iniciales de la NASA, que calificaba las fotografías del evento, publicadas en Twitter, de «burdo montaje hecho con Photoshop», la agencia espacial estadounidense se ha tenido que rendir ante la evidencia. «Al final sí es verdad que han tirado el trozo de hierro. Olé sus cojones», declaraba un portavoz de la entidad.
Ahora, la NASA estudia superar la ocurrencia de la ESA con otro lanzamiento sin parangón. «Estamos valorando tirar piedras a una sonda espacial que mandamos hace veinte años y que ya no sirve para nada. La idea es que se rompa y los pedazos que salten vayan volando por el espacio cargándose todo lo que se menee», han adelantado desde la agencia. El coste de esta misión, sin embargo, sería tan elevado que exigiría «engatusar a alguien a quien le molaran estas movidas».