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Un niño que nació para salvar un matrimonio asiste frustrado al nacimiento del hermano que lo va a destruir

DEFINE AL NUEVO HERMANO COMO UN "RADICAL ANTISISTEMA"

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Esta mañana, poco antes de las diez, nacía el hermano de Nicola Mariani después de nueve meses de gestación en los que la relación de sus padres se ha ido deteriorando progresivamente. «Ha venido al mundo para destruir la pareja que yo arreglé con mi nacimiento», denuncia Mariani, de cinco años de edad. El niño dice que sus padres recurrieron a él para salvar su relación, y está convencido de que la decisión de tener un segundo hijo arruinará todo el trabajo que hizo.

«No son celos, que quede claro. Es la tristeza de ver que se dispone a malograr el trabajo de toda una vida», argumenta Nicola, incapaz de sentir amor por el recién nacido. «Este individuo es un atentado contra mi forma de vida, dinamitará los cimientos de una familia que yo contribuí a enraizar. Una calamidad», se lamenta. «Es más fácil destruir que construir, y más tentador también. Así son las nuevas generaciones, dispuestas a derrumbar el sistema que les ha permitido crecer y desarrollarse como si las cosas vinieran dadas, como si no fueran el fruto de un esfuerzo sostenido en el tiempo», razona. «Antes, la cultura antisistema, equivocada o no, defendía otras maneras de vivir que, de algún modo, perseguían una sociedad mejor, más justa, más libre. Ahora, ser antisistema es dinamitar lo que hay sin un objetivo ulterior, siguiendo únicamente la estela del odio», dice el niño.

A sus cinco años, Nicola ha comprendido que nadie es imprescindible y que los lazos entre las personas no son sagrados. «Me di cuenta de ello cuando mis padres empezaron a discutir por el nombre que le iban a poner a mi hermano. Fue como asistir al derrumbe de un templo que albergaba hasta entonces todas mis certezas», admite. «Me dicen que es ley de vida y que, dentro de unos años, cuando en el colegio me expliquen el concepto de entropía, lo voy a entender. Sospecho que no es verdad, que no lo entenderé, simplemente tendré palabras con las que referirme a esta incomprensión», dice.

«El niño tiene pelusilla», han zanjado los padres desestimando los complejos razonamientos del pequeño.

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