Esta mañana, Andrés Farruño, afincado en Tarragona, ha logrado a través de su abogado que se anulara el juicio al que se le estaba sometiendo en el Juzgado de Primera Instancia número 5 argumentando que se sentía juzgado tanto por el juez como por la acusación. «Siento que no estoy en un entorno seguro», ha declarado Farruño, añadiendo que «no me siento cómodo para expresarme con libertad».
La defensa del tarraconense ha convencido al juez de que la hostilidad en la sala era incompatible con un proceso penal limpio y justo. «Noto mucha hostilidad en los señores de la acusación, es una dinámica tóxica y autoritaria que me hace sentir agredido», ha protestado Farruño.
Cuando la acusación ha recordado que «este juicio no es un encuentro amistoso ni un paseo por la playa», el acusado se ha puesto en pie para protestar enérgicamente, ignorando las llamadas a la calma de su propio abogado: «No sé por qué tengo que dar explicaciones a personas que se creen con derecho a juzgarme sin saber siquiera qué se siente al matar a ocho niños», ha exclamado el hombre. «Les cambio el sitio, si quieren», ha dicho desafiante.
El juez ha comprendido finalmente que el ambiente era «inadecuado» después de comprobar que la acusación y el individuo juzgado se estaban enzarzando en un clima de claro enfrentamiento. «Lo siento, señor juez, pero no puedo aceptar la opinión de estos señores, aunque la respete. Hay barreras. No me estoy sintiendo cuidado ahora mismo», ha señalado Farruño. Este último argumento ha servido al juez para dar la sesión por terminada: «Este señor no se siente cuidado, lo más sensato es emplazarles a un nuevo encuentro en el que los ánimos estén más calmados y ustedes puedan expresarse con tranquilidad y manteniendo la concordia», ha zanjado el magistrado.
