La Policía Nacional arrestaba ayer por la tarde a Mauricio F. G., jubilado de 86 años, acusado de los delitos de lesiones por imprudencia, abandono del lugar y conducción temeraria. Los hechos tuvieron lugar en el vestíbulo de la residencia Santa Carmela de Carabanchel, cuando Mauricio embestía con su andador a Antonio L. S., de 92 años, también residente del centro, mientras se dirigía al comedor para merendar con su mujer. Según varios testigos, Antonio no lo vio venir. “Es verdad que Antonio tiene cataratas y está casi ciego”, ha dicho Desi H. M., su esposa, “pero el hombre del andador iba a toda velocidad y ni siquiera hizo intención de frenar”. Tras el atropello, el propietario del andador siguió su camino, ignorando las llamadas de atención de otros residentes y obviando el deber de auxilio.
La víctima sufre traumatismo craneoencefálico, traumatismo torácico, contusiones en la pelvis, fractura en la muñeca izquierda y fractura del peroné de ambas piernas, aunque aún está por determinar si todas las lesiones son consecuencia del atropello. Según la doctora Rubio, responsable médico de la residencia, “seguramente se le rompiera algo en el traslado al hospital. Estamos hablando de una persona de 92 años que ya de por sí está muy cascada. A ver, aquí nos pasa todo el rato. Ya se sabe cómo son estos viejos, que se rompen con mirarlos”.
Cuando dos agentes de la Policía Nacional se personaron en la residencia una hora más tarde, el conductor del andador continuaba a la fuga. A pesar de existir un gran número de testigos, los agentes tardaron en identificar al autor del atropello. “Ha sido complicado”, explicaba uno de ellos: “La mayoría de los testigos perdía el hilo de la narración. Empezaban hablando del accidente pero a los pocos minutos estaban recordando alguna anécdota del pasado que no tenía ninguna relación con lo ocurrido. O nos hablaban de sus propias enfermedades. Un infierno”.
Los agentes finalmente localizaron a Mauricio llegando a su dormitorio, que se encuentra a más de 30 metros del lugar de los hechos: “Si hubiéramos llegado un poco más tarde quizá se habría atrincherado y podría haber complicado las cosas”. Al verse atrapado, Mauricio intentó acelerar y los agentes se vieron obligados a quitarle el andador, motivo por el cual el autor del atropello se vino al suelo y ha terminado en el hospital con una fractura en la cadera.
Según una de las residentes, “sabíamos que esto iba pasar más pronto o más tarde. Mauricio va como loco”. Sor Débora, encargada de la residencia, asegura que ya se han tomado medidas para evitar que vuelva a suceder un accidente de similares características, entre ellas “prohibir las carreras de andadores por los pasillos”. El andador, requisado por la policía, pertenece al modelo Rollator Premium fabricado en aluminio, con frenos de presión, 6 ruedas (las traseras son dobles), empuñaduras anatómicas con acabado en termoplástico, y es muy habitual en este tipo de accidentes.
