Los servicios de emergencias acudieron ayer por la tarde al punto kilométrico 632 de la A-7 en Almería para socorrer a Jacinto Juteco, que se salió de la carretera por causas aún desconocidas y empotró su coche contra un árbol. El conductor, en estado grave, se negó a subir a la ambulancia porque quería que salvaran primero al coche, que estaba perdiendo «mucho líquido».
Aferrándose al volante mientras sus rescatadores intentaban sacarlo del automóvil, Juteco insistía en que el coche solo tenía un año y no se había terminado de pagar. «Él tiene seguro y yo no, por favor, salvadlo a él, haced algo», suplicaba el automovilista ensangrentado. «¡Pero dejadme a mí tranquilo! ¿No veis que está echando humo? ¡Enfriadlo, por dios!», gritaba indignado porque los rescatadores estaban perdiendo el tiempo con él. Cuando le preguntaron si quería avisar a alguien, pidió que llamaran a Luis del Taller Mecánico Luis Cuesta, en Benalmádena, pero «sin asustarlo».
Viendo que iba a ser imposible que la víctima entrara en razón, cuando la grúa acudió al lugar del siniestro se llevó a Jacinto y al coche al taller más cercano mientras el accidentado susurraba palabras de ánimo pegando su cabeza al salpicadero. «Nos quedan muchos kilómetros por recorrer a ti y a mí», repetía.
En estos momentos, Jacinto espera recibir un hígado nuevo que tiene que llegar de Alemania. El mecánico no sabe cómo decirle que el coche ha sufrido un daño estructural tan severo que nunca volverá a ser el mismo.