El Gobierno ha reaccionado con toda contundencia a lo que se considera un “ataque sin precedentes” y ha abierto una importante crisis institucional en las relaciones de España con Japón después de que un maki de salmón del restaurante “Sushi Rosa” le sentara mal a Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, causándole vómitos, diarrea y una erupción cutánea. Para dar mayor solemnidad a la respuesta, el ministro español de Asuntos Exteriores ha comparecido en el Palacio de La Moncloa para leer una dura declaración institucional en la que ha anunciado que llamaba a consultas indefinidamente al embajador español en Tokyo, Fidel Sendagorta Gómez del Campillo y ha exigido disculpas al emperador Naruhito.
El ministro de Asuntos Exteriores ha calificado de “gravísima” la diarrea de Gómez provocada por la comida japonesa y ha subrayado que “sobrepasan cualquier tipo de diferencia política e ideológica” y “no tienen precedentes” en la historia de las relaciones entre los dos países. Begoña Gómez, según ha detallado Moncloa, se pasó toda la noche del sábado en el baño con diarrea, “arrastrada por la maquinaria del fango que todos conocemos ya”.
“Tomaremos las medidas oportunas en defensa de nuestra soberanía y dignidad”, ha dicho el jefe de la diplomacia española enseñando fotografías de la caja de sushi que el presidente pidió por Glovo la noche del sábado.
“Pudo ser el maki o pudo ser una gyoza, pero todo es de origen japonés, por tanto…”, ha dicho el ministro.
Una alta fuente del Gobierno japonés ha confirmado a este periódico que el país “no pedirá perdón a Sánchez”, especialmente porque el restaurante Sushi Rosa es “un falso japonés regentado por chinos”, aunque no descarta enviar un puñado de arroz hervido a La Moncloa como “gesto de paz y simpatía”.