Esta mañana, Enela González, de 68 años, se ha encaramado a la Torre Eiffel y, exclamando «cómo ha crecido este niño», ha pellizcado parte de la estructura del monumento hasta doblarla.
Tras ser alertados por varios curiosos, seis trabajadores de la Société d’Exploitation de la Tour Eiffel, encargada de su preservación, han intentado sin éxito que la mujer dejara en paz el edificio. Ella ha continuado hablándole durante más de diez minutos, preguntándole si tenía novia e insistiendo en que lo veía «muy delgado», pues se le notaban «todas las costillas».
«Aquí hace mucho viento, te tendrías que abrigar, te voy a tener que poner una bufanda», ha dicho finalmente González, que con la excusa de buscar una prenda «para el niño» se ha alejado de la torre.
Veinte minutos después, la mujer ha cubierto la parte superior de la estructura metálica con una lona de lana y, a través de uno de los orificios de la cima, ha introducido varias piezas de fruta y un zumo de naranja.