Antonio José Chambo, inspector de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, lleva años repitiendo la frase «Qué tenemos aquí» cada vez que hace su entrada en un establecimiento comercial e incluso en un domicilio privado. El hábito ha acabado enervando a su entorno, que no se atreve a denunciarlo pero sí ha querido compartir su hartazgo con la prensa.
«Dice que es un tic profesional pero, cada vez que suelta la frase, engola la voz y adopta ese tono de doblaje malo que lo hace sonar aún más irritante», comenta el estanquero de su barrio, que cuando el inspector le pregunta «Qué tenemos aquí» responde «Pues aquí tenemos tabaco, gilipollas», a lo que el policía se limita a replicar «Vaya, vaya…» mientras examina el local con detenimiento y bebe un sorbo de café de un vaso de plástico humeante. También se le ha visto en la frutería del supermercado poniéndose los guantes de plástico y pidiendo a los demás clientes que no toquen nada, que lo dejen todo como está. «A estas alturas todos lo conocen y ni se inmutan, pero al principio era raro», señalan los trabajadores del local.
Además de la frase de marras, el inspector tiene la irritante costumbre de preguntar a la gente dónde se encontraba «a las seis de la tarde de ayer». «Normalmente le responden que no es asunto suyo y él no se enfada, se limita a susurrar ‘Vaya, vaya…’, como hace siempre, y apunta cosas en su libreta», relata la esposa de Chambo.
También en su propia casa ha llevado la situación al límite. «Llega a las tantas del trabajo, abre la puerta del dormitorio y, lo mismo, que qué tenemos aquí. Al principio me parecía sexy, como un juego, pero ahora ya le digo ‘Aquí tenemos sueño’ y él susurra ‘Vaya, vaya…’ mientras se lava los dientes», explica su mujer.
«¿Qué tenemos aquí? Vaya, vaya…», ha susurrado el inspector al ver su nombre en la prensa del día.
