Pese a las reiteradas advertencias de amigos y colegas, Héctor Sanchís, un diseñador gráfico de 43 años, ha alcanzado ya los 17 metros de altura y la empresa para la que trabaja insiste en seguir pagándole en visibilidad. “Mi cuerpo ya no puede aguantar más visibilidad, me lo han dicho los médicos… Y yo necesito un sueldo de verdad, en dinero”, ha dicho la montaña humana con su titánica y ensordecedora voz.
“Ahora se me ve desde el espacio, pero sigue sin alcanzarme para pagar el alquiler”, lamenta Héctor, que admite que comenzó a aumentar grotescamente de tamaño en cuanto empezó a cobrar en visibilidad, aunque no era ese tipo de visibilidad la que él esperaba. “Sí, me siento engañado”, dice.
“En su defensa [de las empresas que le han contratado] diré que no especificaron a qué tipo de visibilidad se referían cuando me la prometieron”, dice el gigante.
Al cierre de la edición, la última agencia de publicidad que le había contratado ha comunicado a Héctor que tiene que despedirle porque su perfil “ya no encaja”.