Dispuesta a celebrar la noticia por todo lo alto, Carmina Lozano se citó con su esposo el pasado domingo en un restaurante de Reus y le dijo que estaba embarazada. «Me agarró la mano muy fuerte y pensé que era de pura emoción, pero luego me preguntó si yo estaba a todo riesgo», explica la mujer. «No entendía, le pregunté a qué se refería con lo de estar a todo riesgo y respondió que la póliza tenía que cubrir mi embarazo porque al fin y al cabo era un siniestro», recuerda horrorizada.
A la mañana siguiente, el marido de Carmina, que según ella «no es muy romántico», se puso en contacto con la compañía aseguradora, convencido de que «un bombo me lo tienen que cubrir, bien pagaron el de la lavadora hace dos años».
Al día siguiente, el hombre seguía esperando una respuesta del seguro, insistiendo en que «la rotura de aguas sí que nos la tendrán que pagar, no deja de ser un escape».
Esta mañana, Carmina ha sorprendido a su marido hurgando en la basura en busca del ticket de compra del test de embarazo y repitiéndose que «hay que guardar todas las facturas relacionadas con el siniestro». La mujer se ha limitado a replicar que «el siniestro eres tú y el parto no será amistoso».