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8 de cada 10 personas que va a terapia se conformaría con tener el valor de devolver los platos equivocados en los restaurantes

"CON TENER AUTOESTIMA PARA CORREGIR AL CAMARERO, ME CONFORMO", DICE EL 80% DE LOS PACIENTES

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Mirar a los ojos al camarero y decirle “perdón, te has confundido” cuando efectivamente este se haya confundido es ya a lo único a lo que aspiran las personas que van a terapia, según un informe del Instituto Nacional de Estadística publicado esta semana. “Al único progreso al que aspiro llegar en terapia es ese: no busco aceptar la posibilidad de decepcionar a mis padres; me conformo con no tener miedo de caerle mal a un camarero que no volveré a ver nunca más”, explica Beatriz G., de Barcelona, que ya ha renunciado a mejorar sus problemas de autoestima y solo aspira a no comerse platos que no ha pedido. 

“Ni siquiera aspiro a devolver a la cocina un plato que no está bueno y pedir otra cosa, porque la psicología no puede llegar tan lejos, pero sí a decirle al camarero que se ha equivocado y que sea él el que tenga que ir luego a terapia si es necesario”, explica Beatriz. La mujer, que lleva 10 años en terapia, admite que todavía no se ve capaz de dar ese paso pero sí de señalarle el error al camarero para luego decirle “pero es igual, no pasa nada, ya me lo como, si me gusta mucho, he estado a punto de pedir las coles de Bruselas al curry, o sea que casi mejor que te hayas equivocado, jajajajajaja”. 

Los terapeutas consultados admiten, sin embargo, que la enorme mayoría de sus clientes están “muy, muy lejos” de atreverse a devolver platos a la cocina y que de hecho estos, al ver que les traen un plato que no han pedido, lo que harán será dudar de sus propios recuerdos y asumir que fueron ellos los que se equivocaron al pedir.

Las otras 2 de cada 10 personas restantes que van a terapia lo hacen solo para aprender algunas frases y poder hablar a sus amigos de forma condescendiente. 

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