Nervioso en un día tan especial, y con el fin de evitar que un atasco o un imprevisto le hicieran llegar tarde al evento, Eladio Riquelme Patas se ha presentado esta mañana a su boda con 25 minutos de antelación. «Al llegar, estaba la novia vestida de blanco con el velo tapándole la cara, la tira de gente y el cura en el altar, así que he pensado que había apuntado mal la hora y que estaba llegando tarde», explica el hombre, que se ha dirigido al altar a toda prisa «sin mirar a nadie, centrado en el sí quiero, y he acabado casado finalmente con una tal Natalia que no sé quién coño es».
El cura de la iglesia de Santa María La Mayor de Soria explica que «hoy en día casamos a unos detrás de otros, hay mucha demanda y el flujo de parejas es constante». Se excusa así por no haberse dado cuenta de que estaba casando al novio que no tocaba. «Para ellos es un día especial pero para mí es rutina. Intento hacerlo lo mejor que puedo, pero no te quedas con la cara de todos y el novio que tocaba había ido al baño en ese momento porque los nervios le habían fastidiado el estómago. Ha sido un poco lo de irse a Sevilla y perder la silla», explica.
Natalia, la nueva mujer de Eladio Riquelme, dice que los nervios la han traicionado también. «Me daba vergüenza interrumpir al cura para decirle ‘Oiga, que este no es’. Además, es ligeramente más guapo y me he dejado llevar, con la presión no lo cuestionas», dice.
Ahora, la intención de la pareja es divorciarse, pero Riquelme confiesa sentirse muy inseguro con la gestión. Teme llegar otra vez demasiado pronto y divorciarse de la mujer anterior o bien llegar tarde y divorciarse de la siguiente. «Quizá lo más fácil sea tener un crío que arregle el matrimonio», sugiere.
