El estreno el pasado día 23 de la película Políticamente Incorrectos provocó un revuelo entre la clase política que sigue coleando. Varios miembros y asesores de partidos políticos de toda condición e ideología fueron vistos el día del estreno de la película tomando apuntes e incluso pidiendo al proyeccionista que pusiera la película en pausa para tener tiempo de quedarse con los diálogos. Desde entonces, la presencia de políticos en las salas es abrumadora.
“Es la biblia de la nueva política, el que antes empiece a aplicar las enseñanzas de la película, antes se hará con el poder”, comenta un militante que no se corta al afirmar que “ver esta película equivale a estudiar como mínimo tres cursos de Ciencias Políticas”.
La fiebre de Políticamente Incorrectos ha forzado a la productora del filme a recordar que se trata de una parodia. “La idea no es fomentar un comportamiento imitativo, al contrario, como toda buena sátira lo que hace es señalar los peores vicios”, explica la directora, Arantxa Echevarría.
“Nosotros también queremos ver la película”, protestan varios ciudadanos de a pie, que denuncian que los políticos, “para variar”, están acaparando con gran parte de las entradas en los cines.
El colmo fue la interrupción ayer de un pase de la comedia en Madrid porque un concejal no paraba de gritar “¡Es que soy yo literal!” en casi cada escena.
