Da igual la edad, el género o la condición económica, todo el mundo ha usado el meme de «Sam va lentín» en alguna ocasión. Algunas personas incluso decenas de veces. Este meme alcanzó la fama hace ya más de una década y no ha dejado de crecer. Su creador, Ignacio Parrado, ha tenido la amabilidad de recibir a nuestro equipo de Idealista en su enorme mansión. “Yo siempre digo que esta es la casa construida por el amor”, bromea Parrado mostrando su privilegiado sentido del humor.
Situado en el barrio en el que vive la pareja del meme de la novia celosa, el niño de la piscina de Valladolid o el negro de Whatsapp, entre otros, Parrado nos recibe en su jardín de unos 200 metros cuadrados con fuentes y estatuas talladas en piedra. “No hay ninguna de Cupido, pero sí tengo a Frodo y a Sam”, explica mostrándonos unas estatuas de los emblemáticos personajes de El Señor de los Anillos, libro y películas que alcanzaron la fama gracias a su exitoso meme.
“Sobre todo quería un refugio, un lugar tranquilo en el que estar”, reflexiona mientras nos enseña su piscina olímpica. “Antes tenía un delfín, pero cuando murió decidí no traer otro porque, en cierto modo, sentía como que le coartaba la libertad. Aunque siempre lo he tratado muy bien”, nos dice dejando claro que el éxito de su meme jamás se le subió a la cabeza.
Por cada persona que utiliza su meme en redes sociales, Parrado se embolsa 1,50 euros. “Los derechos de autor se respetan a rajatabla en Internet”, celebra. Cada 14 de febrero, Parrado gana varias decenas de millones de euros. “Es sin duda mi día más ajetreado del año”, se sincera. “Ya desde la noche del 13 empiezo a ver el meme. Da igual cuánto tiempo pase, la gente lo utiliza cada año más”, explica.
Su chalet mide 500 metros cuadrados y tiene 20 habitaciones. La mayoría de ellas con su baño incorporado. “Vivo aquí solo”, confiesa. Nuestros expertos de Idealista se quedan sorprendidos al enterarse de que el creador del gran meme de San Valentín nunca ha encontrado el amor. “La fama tiene una trastienda oscura, hasta tenebrosa”, confiesa. “Llevo años trabajando en un nuevo meme, pero no es fácil encontrar la inspiración”, lamenta.
Las siete personas que componen el servicio de Parrado nos acomodan en el chalet y nos ofrecen todo tipo de manjares y atenciones. “Es un honor poder trabajar para un genio de este calibre”, explica una mujer afgana y virgen de 37 años, requisito indispensable para poder trabajar para Parrado.
Tras pasar una velada de lo más divertida, en la que Parrado no escatima en chistes y en buen vino, finalmente nos acompaña hasta su helipuerto y nos obliga a irnos en helicóptero en señal de gratitud por nuestra visita. Nuestro equipo de Idealista acaba cediendo porque Parrado no acepta un no por respuesta. Al día siguiente volveremos en taxi a la casa para recoger nuestros coches.
