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Rafa Nadal, sobre su fichaje por Arabia Saudí: “Me gusta hacerlo todo al máximo nivel, también decepcionar a España”

EL MUNDO TODAY ENTREVISTA EN EXCLUSIVA AL TENISTA ESPAÑOL

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Polo blanco, pantalón vaquero, cabeza enmoquetada y rostro tranquilo. El Rafazo. El Nadalón. La Raqueta de Manacor. Manazas Nadal. Son muchas las formas en las que los periodistas deportivos se refieren a Rafa Nadal y esos dos cojones (Charlie y Stan) que tiene entre las piernas que han puesto España en el mapa y nos han enseñado lo que significan palabras como “tenis”, “victoria” o “pelota”.

Estos últimos días The Nadalator ha vuelto a ocupar portadas en la prensa, pero esta vez no ha sido por lograr otra victoria en el Roland Garros, sino por aceptar una oferta de Arabia Saudí para que el tenista sea el nuevo embajador de la Federación Saudí de Tenis. Todavía no se había pronunciado sobre el tema y ha sido El Mundo Today el primero en poder sentarse a hablar con él del controvertido asunto.

Vayamos al grano, ¿por qué ha aceptado la oferta de los saudíes?

Pues tenía dudas, porque Arabia Saudí es un país complejo en el que no se respetan los Derechos Humanos, pero me lo pensé mejor en cuanto me hablaron del sueldo. Te lo diré de esta manera, así, en plan woke: habría sido disminuido si hubiera decidido no aceptar la oferta de los saudíes.

¿En qué consiste exactamente ser un “embajador” de una federación de tenis?

Básicamente, y resumiendo mucho, voy a convertirme en el esclavo mejor pagado del mundo. Y eso es un récord. Yo soy muy competitivo y, cuando me ofrecieron la posibilidad de ser un esclavo, primero pensé que era una locura, pero luego pensé… ¿y si soy el mejor esclavo del mundo? Ah, eso es otra cosa. Y dije que sí.

¿Le costó aceptar?

Sí, pero me terminó de convencer don Juan Carlos I, con quien tengo mucha relación. Fue él quien me consiguió el contacto con los saudíes. Me dijo “mira, se come muy mal y es una puta mierda de los cojones, pero también es un país cojonudo”.

Los españoles no están entendiendo el movimiento.

Pues lo hago por España. Cuando acepté el patrocinio de Kia también lo hice por España. Y también me puse el pelo este raro que llevo por España. Yo lo hago todo por España porque soy español.

¿Usted es consciente de que, en ese país, no se respetan los Derechos Humanos y que le van a utilizar para blanquear su imagen internacional?

Derechos Humanos hay muchos y no todos son buenos, ¿eh? Hay que distinguir. Yo siempre digo que los radicalismos son muy malos y hay gente muy radical con los Derechos Humanos. Hay mucho, y permítame usar una expresión que no me gusta… hay mucho fascista de los Derechos Humanos. 

Aceptar un trabajo así cuando ya se ha logrado llegar a lo más alto…

Mire, yo, por mi condición, soy una persona perseguida, de modo que estoy acostumbrado a las críticas.

¿Qué condición?

Mi condición de hombre blanco cis hetero y español. Mi colectivo está muy perseguido. Para mí, conseguir sobreponerme a eso y firmar un patrocinio millonario… Eso es un logro para mi gente. Mire, se lo voy a decir: en otro país es imposible. Solo en Arabia Saudí son capaces de mojarse y decir: sí, voy a coger a un hombre blanco heterosexual y darle un patrocinio multimillonario. Hay un país que no quiero decir qué país es pero que es España donde eso es impensable.

¿Cómo ha sido la firma del contrato?

Pues nada, me lo enseñaron, lo mordí y dije “es auténtico”. El procedimiento habitual.

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¿No se sintió sucio al hacerlo?

Siempre que consigues un premio, y para mí esto es un premio, te sientes un poco raro. La primera vez que gané la ensaladera del Roland Garros pensé: “A mí ensalada no me pongas, jaja”. Yo es que soy muy carnívoro, mucho, porque lo que me gusta es masticar. Si me das a elegir entre el tenis y masticar, me quedo con masticar. Mira, te lo diré así: tengo más mandíbula que brazacos. Con eso te lo digo todo. 

Pero esto que está haciendo usted se conoce como sportwashing y está siendo criticado por la prensa y por organizaciones como Amnistía Internacional.

Mire, llevo compitiendo desde niño y eso es algo que no me tomo a broma: el sportwashing es esencial después de cada entrenamiento. De lo contrario llegas a casa y no veas el tufo… O sea que sí, claro que hago sportwashing. Y a conciencia, además.

¿Esta nueva etapa saudí viene a confirmar que, además de las lesiones físicas que arrastra, puede que haya indicios de una lesión cerebral profunda?

[El entrevistado se queda callado durante cinco minutos]

Sí.

¿Qué es lo primero que le han encargado los saudíes como embajador?

Presentar una colección de raquetas firmadas por mí y pensadas para lapidar mujeres y homosexuales.

Vamos, Rafa.

Por favor, no digas “vamos, Rafa” sino “هيا رافا”.

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