Esta mañana, al ir a comprar la barra de pan para el desayuno, la panadera, Tania Joaristi, te ha preguntado «¿Qué más?». Mediante este recurso retórico, ha dado por hecho que querías más cosas y, por tanto, te ha empujado a comprar una palmera de chocolate. Siguiendo con la brillante estrategia de marketing, al entregarte la palmera de chocolate Joaristi te ha vuelto a preguntar «¿Qué más?», obligándote entonces a comprar una segunda palmera de chocolate.
Esta treta comercial de la panadera está teniendo tanto éxito que ya se ha extendido a prácticamente todos los comercios del barrio. La charcutera, el pescadero y la frutera han empezado a usarla, lo que les ha granjeado miles de euros de beneficio neto. «Si preguntas ‘¿Algo más?’, el cliente puede responder ‘No’, pero si preguntas ‘¿Qué más?’, al cliente ni se le pasa por la cabeza la posibilidad de plantarse y decir que no quiere nada más», explica Tania Joaristi, que insiste en que la estrategia surgió «de forma natural, sin tener yo estudios sobre el tema».
Desgraciadamente, esta práctica ya ha saltado del pequeño comercio a las multinacionales, y muchos clientes ya están saliendo de las entidades bancarias con tres hipotecas por no saber cómo reaccionar cuando el director de la sucursal les pregunta «¿Qué más?».
Al cierre de la edición, la prensa ha podido saber que, tras llegar a tu casa con tres barras de pan artesano, dos barras de pan de raíz, cinco palmeras de chocolate, cuatro cruasanes, dos tartas de cumpleaños y cuatro rifas para la excursión de fin de curso del hijo de la panadera, tu pareja te ha prohibido ir a la compra solo.
