«Tuve que sacarme el asta de las costillas». Con estas palabras describía ayer el presentador de televisión Frank Cuesta la supuesta agresión de un ciervo en su santuario de Tailandia. Un encuentro no deseado que, sin embargo, la supuesta víctima no denunció a las autoridades porque prefirió exponer al animal a los medios de comunicación. Ahora, el ciervo se enfrenta a una grave crisis reputacional, pues Cuesta lo ha acusado públicamente de «violento» y ha insinuado que casi pierde la vida por su culpa.
Aunque la preocupación por el estado de salud del comunicador es unánime, no han tardado en salir a la palestra las primeras críticas de quienes no comprenden cómo es posible que la supuesta víctima no interpusiera una denuncia en el momento de la agresión. «Han pasado más de veinte horas. Si te agreden, lo normal es ir a comisaría de inmediato, no esperar a que salga en las portadas», señalaba un usuario de la red social X. «Este ciervo no se recupera después de esto, más vale que sea cierto lo que cuenta este señor», agregaba otra internauta.
«A los ciervos les gusta duro, no hay más que verles las astas. Si te acercas a ellos, quizá porque buscas atenciones o lo que sea, es algo que puede ocurrir. No digo que me parezca bien lo que le ha pasado, pero claro, sabía dónde se metía», argumentan también algunos expertos etólogos.
Muchos se han fijado además en cómo iba vestido el youtuber en el momento del supuesto incidente: «Una camiseta fina, ligera, se le veía todo. Si no tomas precauciones, qué quieres», apuntan los críticos.
