«Se han pasado. Se han pasado tres pueblos». Con estas palabras se lamentaba hoy Carlos Garrilla, de 52 años, de la broma pesada que le han gastado sus compañeros del grupo de pádel, que decidieron integrarlo en Sumar. Garrilla es votante del Partido Popular «de toda la vida» y la jugarreta de sus colegas le está obligando a pasar «por un infierno», según relata con evidente agobio.
«Me han metido en el chat de progres que tienen, ni os imagináis la cantidad de mierda que tengo que leer. Y encima me toca poner buena cara. Rezo para que no añadan mi nombre a las listas para ser concejal de algún pueblo de mierda, me da algo», protesta el afectado. «Esto no se hace. Ni por las risas. Yo soy el primer cachondo del grupo, pero no han medido bien las consecuencias. Me han jodido», dice.
Ahora que la broma sonada ha saltado a la prensa, este hombre sabe que tendrá que hablar con su familia, y que su familia no lo va a entender. «Mis amigos me han hecho rojo. No es mi puta culpa, pero ahora qué. Ahora qué», repite al borde del llanto. «Es que es una mierda, joder, es una puta mierda. Estoy destrozado», agrega.
Citado a una asamblea del «grupo ejecutivo provisional», Garrilla conocerá esta tarde a algunos de sus nuevos colegas de Sumar. «Dicen que Yolanda me quiere conocer. Me da algo, os lo juro. Me dan puto asco», se queja. Sus amigos intentan quitar hierro al asunto, pero reconocen que la broma ha ido demasiado lejos. «No puede durar mucho este partido, ¿no? Siempre se pelean estos rojos. En cuatro días se han desintegrado en doscientas mareas y mierdas de esas asamblearias, y será el momento de que se salga. Vamos, digo yo, es lo que quiero pensar porque Carlitos es un español de bien y es cierto que no se lo merece», comenta uno de los amigos de la víctima.
«A misa pienso seguir yendo. A mí esto no me lo quitan. Es un derecho humano, joder. Es que tengo derecho», zanja el hombre sonándose los mocos.
