Después de diez años seguidos asegurando, cada mes de diciembre, que iban ser sus últimas navidades, la abuela ha sorprendido este año anunciando que estas son tus últimas navidades. Ignorando tu juventud, la abuela te ha mirado con condescendencia, ha suspirado con pena y ha compartido su polémica predicción. El resto de los familiares ha fingido no oírla, pero la abuela ha insistido en tu inminente muerte.
“Hay que disfrutar mientras podamos porque el año que viene ya no estará”, ha dicho la anciana refiriéndose a ti. “En ese lado de la mesa habrá una silla con un vacío muy difícil de llenar”, ha añadido mientras te señalaba ante el silencio generalizado de la familia. “No diga tonterías, abuela, ya verá que sigue dando guerra”, ha replicado uno de tus primos, pero la abuela se ha mostrado tajante: “No, el año que viene seremos uno menos”.
Gracias al mal augurio de tu abuela, este año podrás comer más dulces y beber más alcohol que nunca. “Come este año, come, aprovecha”, te ha dicho tu abuela con expresión enigmática. La anciana ha querido tener un detalle y, además del regalo de Navidad, te ha comprado también el de cumpleaños, que es el 17 de febrero. “Por lo que pueda pasar”, ha dicho mientras te lo entregaba.
Afortunadamente para ti, los pronósticos de tu abuela llevan años siendo equivocados, así que el único peligro es que la anciana esté planeando matarte, algo improbable porque no lo habría anunciado delante de toda la familia, a no ser que esa sea precisamente su estrategia.