Incapaz de contenerse, y como poseído por una fuerza superior, esta mañana José Luis Martínez-Almeida ha talado el árbol de Navidad de la Puerta del Sol de Madrid. El alcalde de la capital se ha hecho con un hacha, ha ido a la céntrica plaza y ha destruido el árbol ante la impresionada mirada de los miles de turistas y transeúntes que se encontraban allí.
Según su círculo más cercano, desde que se erigió el árbol en pleno centro de Madrid, Almeida se ha mostrado muy intranquilo. “Se negaba a pasar por allí y a menudo decía que tenía ganas de que fuera 26 de diciembre para que se despejara la plaza”, se sinceran sus asesores. “Cuando le dijimos que el árbol no se quitaría hasta bien entrado enero, su gesto mudó por completo”, añaden desde su equipo. “Algo se apoderó de él”, concluyen.
El alcalde, muy experimentado en la tala de árboles, completó su trabajo en apenas 45 minutos. “¡No aguantaba más! ¡Daba demasiada sombra!”, exclamó al término de la operación. “Si sabéis cómo me pongo, ¿por qué me plantáis un árbol ahí en medio?”, decía aún con el hacha en la mano. Ahora, en la ciudad preocupa que el alcalde se entere de que la inmensa mayoría de los madrileños tiene un árbol en casa. “Ni nos queremos imaginar la sangría”, apuntan los habitantes de la capital.
Una vez talado el enorme árbol de Navidad madrileño, Almeida ha empezado a recorrer la ciudad en busca de un balón de fútbol gigante con el que poder dar un buen balonazo en la cara al mayor número de niños madrileños de una sola patada.