Después de toda una vida de dedicación a su trabajo, un arqueólogo muy viejo ha entendido que debe jubilarse al haber encontrado esta semana su diploma universitario enterrado en un yacimiento. Al principio parecía un antiguo papiro egipcio, pero al aplicarle el método de datación de carbono 14 se confirmó que se trataba de su diploma de arqueología expedido a principios del siglo XX.
Horacio Jaracio, el arqueólogo, tardó en reconocer el documento, pero cuando se confirmó que su nombre estaba en el papel, entendió que había llegado el momento de dar un paso al lado y dejar sitio para que las nuevas generaciones de arqueólogos estudien a las viejas generaciones de arqueólogos. “Mi carrera ha acabado en el mismo sitio en el que empezó”, dijo refiriéndose a su diploma universitario.
Horacio apenas tardó en tomar la decisión de jubilarse. “Es el momento de dejar de estudiar para permitir que me estudien a mí las nuevas generaciones”, comentó. Además de su diploma universitario, en el yacimiento se encontraron monedas antiguas, un envoltorio de una palmera de chocolate y una servilleta con un número de teléfono. “Llevaba décadas buscándola, la chica que me dio su número habrá muerto ya”, ha lamentado Jaracio.
Tras jubilarse, este arqueólogo se dedicará a visitar obras antiguas para criticarlas. “No habrá obreros a los que interpelar directamente, pero me podré quejar de lo mal que hacían las cosas algunos romanos”, se sincera.
