«La falta de existencias nos obliga a replantear de urgencia la categoría que ostenta ahora mismo este ágape». Con estas palabras propuso ayer Gaia Tascioni a sus familiares que la supuesta merienda que estaban celebrando fuese ascendida a cena en toda regla. La propuesta se formuló después de consultar brevemente la nevera casi vacía.
Si bien la merienda se había iniciado sin mantel y de manera informal, la decisión de ascenderla a cena obligó a sacar el mantel de tela y a prolongar el encuentro para que no se terminara de cenar demasiado pronto. «No podemos irnos a la cama sin cenar, pero por una vez que nos saltemos la merienda tampoco pasará nada», argumentó Tascioni.
Las llamadas «tensiones en los suministros» tendrán más consecuencias en el futuro próximo. La familia ha asumido ya que las galletas Dinosaurus de la mañana serán promocionadas a plato principal del almuerzo.
«Estamos llevando a cabo una reorganización interna que obligará a replantear las categorías que hasta ahora asociábamos a cierto tipo de comida. Pido mentalidad abierta a los cambios y un esfuerzo para no perpetuar estereotipos que limitan lo que se puede considerar socialmente un desayuno, una comida, una merienda o una cena», rogaba Tascioni a sus familiares.
«Tengo hambre», señalaron los más pequeños, ajenos a las categorías abstractas y a los constructos sociales.