Desde hace unas horas, y ante la inminente llegada del presidente español, Israel está trabajando a destajo para reconstruir todos los hospitales de Gaza que ha bombardeado. En cuanto el gobierno israelí ha sabido de la visita del mandatario, ha decretado un alto el fuego y se ha puesto a enmendar todos los daños que ha causado en la franja con la esperanza de que Sánchez no vea el desastre del que Israel es responsable.
Los militares y civiles israelíes trabajan codo con codo para dejar Palestina incluso mejor de lo que estaba antes del inicio del conflicto, aunque no es tarea fácil por la enorme cantidad de hospitales destruidos en las últimas semanas. Defraudar a Pedro Sánchez, o enfadarlo, es lo último que necesita este territorio y sus responsables lo saben. “Sabemos que de buenas es muy bueno, pero de malas…”, reconocía esta mañana Benjamín Netanyahu en una entrevista con Dana Bash en la cadena CNN.
“Si os pregunta, decidle que aquí no ha pasado nada”, han pedido los israelíes a los palestinos. Ambos pueblos colaborarán juntos para hacerle ver a Sánchez que todo está bien y que no hay ningún problema. “Luego, cuando se vaya, nos podemos seguir matando, pero mientras esté aquí tenemos que guardar las formas”, han acordado el ejecutivo israelí y la cúpula de Hamás.
Tras su visita a oriente próximo, Sánchez cogerá un avión en dirección a Ucrania, donde se asegurará de que rusos y ucranianos siguen en paz, tal y como le dijeron en su última visita hace ya seis meses.