Ayer por la noche, en un edificio en pleno centro de Valladolid, un agente de la Policía Nacional fuera de servicio arrinconó a un vecino contra la pared del ascensor para sonsacarle a qué piso iba. Se sospecha que el agente recurrió a la violencia para conseguir la información. El agredido denunció y Asuntos Internos ha abierto una investigación sobre lo sucedido.
Según ha declarado el vecino, Mauricio F., a los medios de comunicación, el policía fuera de servicio le apuntó a los ojos con la linterna del móvil, le metió la cabeza dentro de una bolsa del Mercadona y le clavó las llaves de casa entre los dedos de los pies para obligarle a hablar. “Yo solo quería hablar un poco del tiempo, como es normal, pero él no dejaba de insistirme en que tenía que contarle a qué piso iba porque mis amigos ya se lo habían confesado a sus compañeros”, relata aún conmocionado.
Totalmente aterrada, la víctima confesó finalmente que iba al cuarto piso y también dos homicidios en grado de tentativa cometidos hace seis años. Ahora, sin embargo, lo niega todo y asegura que hizo la confesión bajo coacción. “Yo no iba al cuarto, iba al séptimo”, ha dicho en una nueva declaración, aconsejado por su abogado.
Al cierre de la edición, la prensa ha podido saber que, tras haber interpuesto la denuncia, el agente y la víctima volvieron a coincidir en el ascensor del juzgado. Afortunadamente, en este caso los dos iban al mismo piso y no se produjeron más incidentes.