Sin tiempo para atender a los detalles que podrían salvar un matrimonio cada vez más degradado, el director de cine Julio Gutiérrez confía en que luego, en postproducción, su relación de pareja se acabará de pulir para que sea perfecta. «Falta diálogo y sexo en este matrimonio, pero bueno, lo primero se arregla con un off y lo segundo con CGI», promete el cineasta.
En unos días, Gutiérrez cumplirá doce años de relación con su marido, por lo que considera que el matrimonio está «ya rodado». Aunque su esposo se ha ido de casa y se ha llevado a los niños, él cree que «es solo una escenita, si veo que perjudica al conjunto ya la quitaré en edición».
«Es normal que haya un inicio trepidante y apasionado y que luego, sobre la mitad del metraje, decaiga el asunto. Pero, insisto, ahora no es momento de ponerse con esto, en pospo lo miramos», reitera. Dice que no es justo que lo acusen de montarse una película. «Me dice que no compartimos el mismo objetivo, como si él tuviera alguna idea de objetivos», protesta.
El marido del director asegura que lleva demasiado tiempo aburriéndose y que no se siente escuchado. «Todo esto es sonido directo, falta la mezcla», se excusa el director. En lo único en lo que ambos están de acuerdo es en que «esto es un drama».
Cansado del autor, el esposo no descarta volver con su antiguo novio, de quien ya era admirador antes de que se hiciera comercial.