El aumento de las temperaturas a causa del calentamiento global, sumado a la necesidad de no refrigerar el chocolate para no estropearlo, obliga a Ferrero a ofrecer pollos Kinder. Aunque son muchos los padres que se quejan porque no quieren mascotas en casa, los niños han recibido la noticia con alborozo. La marca insiste en que «la alternativa es retirar el producto para siempre».
Aunque las instrucciones del pollo Kinder dejan claro que el animal no se puede desmontar, la protectora de animales PETA, a través de su portavoz, Dolores Parmalat, denuncia que «es imposible garantizar la seguridad de los animales».
Además de modificar la oferta, Ferrero ha tenido que acelerar notablemente el ritmo de distribución de los pollos, pues el calor en los centros de almacenaje hacía que los huevos de chocolate eclosionaran antes de tiempo y se llenaban los almacenes de pollos que campaban a sus anchas.
Intentando destacar lo positivo del asunto, el fabricante asegura que ahora la sorpresa «está más viva que nunca» y describe el pollo Kinder como «una pokéball de verdad».