Las autoridades griegas han cerrado el estadio deportivo más grande del país, proyectado por Santiago Calatrava, porque su cúpula ha empezado a desmoronarse esta semana. El ingeniero español no ha tardado en dar explicaciones: un cálculo erróneo ha provocado que la cúpula del Estadio Olímpico se haya empezado a caer una semana antes de lo que estaba previsto. «Estas cosas pasan, las matemáticas no son una ciencia exacta», ha recordado Calatrava.
«Los edificios son algo vivo, y todo lo vivo muere. En este caso, la esperanza de vida del estadio se ha visto recortada en siete días», precisa el ingeniero en un comunicado. En una conferencia de prensa el lunes, el portavoz del gobierno, Pavlos Marinakis, se comprometió a encargar «reformas profundas y urgentes» en el edificio «para que podamos alargar su vida útil como mínimo un mes, lo que nos permitirá cumplir con los compromisos inmediatos».
Calatrava ya se ha puesto a trabajar, según dice, para presupuestar una nueva cúpula «que dure más o menos lo que dura un yogur. Un yogur griego». Marinakis se ha mostrado conforme, pero ha señalado que su Gobierno agradecería «un cinco o un diez por ciento de descuento para compensar los daños actuales».
Al cierre de la edición, el ingeniero ha comentado que sustituirá la cúpula defectuosa por un pincho blanco gigante, argumentando que «los pinchos los tengo muy por la mano».