El Congreso de los Diputados celebra ya el Pleno que aprobará el uso de las lenguas cooficiales en la Cámara baja y en el que sus señorías pueden hablar en catalán, euskera y gallego. La sesión no ha estado exenta de polémica: los diputados catalanes han decidido erigir en el estrado un «castell» con el que pretendían «expresar nuestra catalanidad mediante el idioma casteller». Ante las quejas de Vox y del PP, la presidenta, Francina Armengol, ha ordenado desmontar la torre humana al considerar que «el hemiciclo no es lugar para este tipo de cosas».
«La ciudadanía expresó en las urnas el respeto y el reconocimiento de la pluralidad de lenguas y de sensibilidades, si les molesta esta torre de diputados quizá es porque les molesta la democracia», protestaba Oriol Junqueras a su salida del Congreso. «Se intentará la semana que viene con una calçotada parlamentaria, seguro que hay menos reticencias con comida de por medio», agregaba.
En un escrito pactado con el resto de grupos parlamentarios, Armengol ha rogado a los diputados catalanes que consideren «expresarse en el Congreso mediante la lengua catalana en tanto que sistema de comunicación verbal compuesto por un conjunto de palabras, y no mediante sardanas, torres humanas o ingesta de calçots, actividades todas ellas respetables, pero impropias en el marco parlamentario».
En señal de apoyo a sus compañeros, los diputados del PNV y de Bildu han levantado una piedra de 47 kilos.