Tras entender, leyendo entre líneas el discurso de Alberto Núñez Feijóo, que quizá el candidato popular finalmente no será elegido presidente, el Rey de España, Felipe VI, ha empezado a asumir a lo largo de la mañana que tendrá que proponer a otro candidato a la presidencia. “Ya me pegué el palizón de tener que proponer a uno y ahora, que aún estoy recuperándome de esa faenada, voy a tener que proponer a otro”, se ha quejado el monarca, según fuentes cercanas.
El monarca no puede creer que, tras haber tenido que trabajar en verano reuniéndose con un posible candidato, vaya a tener que reunirse con otro, con todo lo que eso conlleva (quitarse el pijama, adecentar el despacho, escuchar a otra persona, etcétera) para, posteriormente, a través de la presidenta del Congreso de los Diputados, proponer a ese otro candidato.
“No puedo más”, se ha quejado Felipe VI.
“Venga trabajo y trabajo para el rey. No, claro, el rey es tonto y le dicen que proponga candidatos y él va y los propone. Pues no puede ser, no puede ser. Porque para mí es un trabajo, ¿sabes? Es una auténtica paliza. No tanto por el trabajo físico, que también, como por el trabajo mental de tener que estar pendiente de estos temas. Yo sé que me toca trabajar de aquí a dos semanas y ya estoy de mal humor hasta entonces, tenso y nervioso”, se ha quejado Felipe VI al ver el discurso de investidura.
“Que elijan a este y que me dejen en paz, qué más les dará”, ha dicho.
Viendo todo lo que le exigen los españoles, Su Majestad se habría propuesto, tal y como hace cada mañana al levantarse, abdicar de una vez por todas. “Luego se le pasa, es un calentón que le da cuando tiene picos de trabajo”, aclaran fuentes de su entorno.
