La coalición de PSOE y Sumar lleva días de intensas pero discretas negociaciones con Junts para buscar un acercamiento que facilite un acuerdo para formar Gobierno. Los políticos mantienen reuniones que suelen alargarse hasta horas intempestivas. Este mediodía, Yolanda Díaz se veía forzada a admitir que, si no se lograba un principio de acuerdo antes de las 15 horas, habría que pedir «un Glovo» otra vez.
«Supone una derrota para la coalición y para la clase trabajadora en su conjunto», reconocía Díaz, resignada y muerta de hambre. «Es la cuarta vez que me vuelvo a instalar la aplicación. Y es bastante humillante, porque encima me sale el mensaje ese de ‘Nos alegramos de tenerte de vuelta, Yolanda'», protestaba. «Os juro que es la última vez. Mañana, que se encargue otro. Yo no tengo tiempo de ponerme a hacer tortillas», decía la líder de Sumar.
La reunión se ha centrado entonces en la elección de la comida. Según fuentes del PSOE, el propio Pedro Sánchez ha insistido en pedir pizzas a Luna Rossa, pero el establecimiento está cerrado por vacaciones. «Bueno, el perro come de todo, lo que digáis estará bien», se conformaba luego. Díaz le afeaba al presidente su falta de iniciativa: «Es más fácil dejar la decisión en manos de otros y externalizar, pero esta no puede ser nuestra filosofía», le reprochaba. Los negociadores de Junts, que llevaban una «carmanyola» con rebanadas de pan y tomate, se han ausentado para almorzar por su cuenta.
«El acuerdo está cerca. Ya tenemos dos candidatos a presidir la mesa y estamos votando si nos lanzamos al mexicano o repetimos el japo de ayer, que no es muy allá pero tardan poco», comentaba al cierre de la edición un miembro del equipo de los socialistas, criticando que Díaz, incluso negando que hubiera vetos, se negara a aceptar cualquier plato con cebolla. «Cada descuento del 20% por ser clienta habitual es un fracaso más de la izquierda», admitía con tristeza Yolanda Díaz al cierre de la edición.
