Harto de «la amenaza a la convivencia que representan los recién llegados», Carmelo Soria ha pactado con su vecina de Vox para censurar las clases de flauta dulce del hijo de los nuevos inquilinos del cuarto piso. «En este edificio tenemos nuestra cultura y nuestras costumbres, o las respetan o llamamos a Desokupa, así de claro», sentencia la vecina de ultraderecha.
Soria pide «no caer en el alarmismo» e insiste en que se trata únicamente de un «acuerdo puntual», pero su pacto con la vecina de Vox preocupa e indigna al resto de habitantes del inmueble. «Será el próximo presidente en coalición con la Dolores, van a prohibir la música y solo los propietarios podrán utilizar el ascensor. Ah, y olvídate de la rampa para las escaleras, dirán que es cara y que solo la usarían dos personas, les dará igual que tengan problemas de movilidad», alerta el sector izquierdista del bloque.
En señal de protesta, varios vecinos han decidido interpretar una versión de La Internacional para flauta dulce cada día a las ocho de la tarde. Soria critica que se esté intentando polarizar el edificio e insiste en desvincularse de las declaraciones más polémicas de su socia, que afirmó que «hay que sacar la basura de estos pisos antes de que nos coma la mierda». Dice también que no sabe nada de «banderas arrancadas de los balcones con el palo de una escoba».
Al cierre de la edición, Carmelo Soria ha anunciado que no podrá asistir a la próxima reunión de vecinos por culpa de un ataque de lumbalgia. La vecina fascista aprovechará para impulsar su proyecto de construir una piscina en el balcón de su casa, pese a que lo prohíbe la normativa por motivos de seguridad, asegurando que tiene «contactos en el ayuntamiento».