El descalabro de la ultraderecha está obligando a la empresa Desokupa a aceptar todo tipo de encargos para subsistir. Hoy, ha recordado que sus servicios pueden ser fundamentales para conseguir un hueco en playas abarrotadas en pleno verano. Antonio Juanes, un madrileño de visita en Torrevieja, ha sido de los primeros en probar suerte con Desokupa para plantar la toalla en primera línea de playa. A cambio de 50 euros, la empresa ha expulsado esta mañana a varias familias extranjeras para hacer sitio.
«Cuando han amenazado a dos niños y les han chafado el castillo de arena ha sido incómodo, pero no soy quién para cuestionar sus métodos», explica Juanes desde la tranquilidad de su tumbona. «Están un poco quemados, eso sí, por el sol y por lo de las elecciones», añade el bañista mientras se echaba crema solar.
Poco después de ofrecer estas declaraciones, varios empleados de Desokupa regresaban a la playa y echaban al propio Antonio Juanes para ofrecer el hueco que ocupaba a otra familia que había pagado 80 euros. «Nosotros somos profesionales y hacemos sitio a cualquiera que nos contrate», alegan desde la empresa privada. «Esto es la selva. Bueno, es la playa, pero metafóricamente es la selva», argumentan.
Desokupa admite que la falta de apoyo del electorado ha obligado a perseguir metas «menos ambiciosas». Confiesan desde la compañía que su estrategia pasaba por expulsar a los ingleses de Gibraltar antes de que acabara el año. «Ahora, la cosa está difícil. Nos conformamos con no acabar haciendo pajas en un callejón», señalan.