Admitiendo al fin que es una persona inmadura, incapaz de abrazar la adultez y asumir responsabilidades, caprichosa, voluble, irascible y frágil, Sandra Mitrofan ha decidido esta mañana adherir a las zapatillas que lleva siempre una pegatina con la frase «Bebé a bordo».
«Ya sé que se suele pegar en la carrocería del coche, pero es que yo no tengo coche porque no tengo carné, y no tengo carné porque el carné es una cosa muy adulta y yo, como digo, no dejo de ser un bebé grande», comenta Mitrofan. «Hay gente que se dirige a mí exigiendo cosas, como avasallando, y entonces me pongo a llorar. Es así, no puedo evitarlo, y lo que quiero es avisar», razona.
Desde que lleva la pegatina en el calzado, Sandra puede reposar los pies en el asiento de delante en el autobús sin que nadie se queje. «Antes me miraban mal, o directamente me pedían que pusiera los pies en el suelo. Ahora, se fijan en la advertencia y se contienen. Si me pongo a berrear en el bus, te aseguro que le amargo el viaje a todo el mundo. Y no digamos en un avión», explica.
Viendo los buenos resultados de la estrategia, ahora Sandra pretende pegar un cartel con la frase «Peligro: materias radiactivas» en la balda de la nevera reservada para la comida que le prepara su madre y que siempre acaba pudriéndose porque prefiere encargar pizzas para comer y cenar.
Por su parte, los compañeros de piso de Sandra lucen ahora una pegatina con la advertencia «Inflamable» pegada a la frente.