Últimamente es muy posible que hayas oído hablar de la «salud mental», un tema al que se está prestando mucha atención desde los sectores progresistas. Estos partidos saben muy bien que sus votantes son, precisamente, aquellas personas que no están muy bien de la cabeza.
¿Qué es la salud mental? La salud mental es como la salud pero está en la mente, es decir, es imaginaria. Es un conjunto de factores que alteran nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Uno de los problemas imaginarios más graves de la sociedad española es la ansiedad, una nueva palabra que se ha inventado la izquierda, y en especial las generaciones jóvenes, para trabajar menos.
¿Qué puede generar ansiedad a un joven? El trabajo, el estrés, madrugar y, en definitiva, hacer las cosas que generalmente uno tiene que hacer para ganarse la vida honradamente. En última instancia, cuando una persona habla de «ansiedad», lo que está pidiendo son o bien drogas o bien una paguita. Una paguita que se gastará en drogas.
«No quiero trabajar 10 horas seguidas porque eso me genera ansiedad y depresión». No, lo que tú no quieres es trabajar y punto.
«No, es que tengo el síndrome del impostor». Eso no es un síndrome, eso es ser consciente de que no sirves absolutamente para nada y has analizado correctamente la realidad, dándote cuenta de que, efectivamente, eres mediocre en tu trabajo.
¿Sabéis lo que tranquiliza mucho? El trabajo.
Y si te parece ahora salgo de mi casa, cojo un avión con mi dinero, voy a donde estés y te hago una pajita para que tranquilices a ver si así eres capaz de levantarte de la cama y ponerte a cargar sacos de cemento. Yo te digo que después de echar 20 horas en la freidora del bar Los Picatostes de Málaga no te quedan ganas de ir a «terapia».
En fin, la ansiedad (que no conviene tomar a chanza) es como la «depresión» o la «insolación», una nueva enfermedad que está solo en la mente y que está pensada para evitar doblar el lomo.
