La empresa fabricante de quesos García Mugido, de Vitoria, está siendo investigada después de que uno de sus trabajadores compartiera de forma anónima unos vídeos en los que se ve a los empleados susurrando cosas a las vacas, que reaccionan agitándose y dando muestras evidentes de estrés. La leche de estas vacas se utiliza supuestamente para elaborar queso rallado, y si el animal está preocupado el proceso de elaboración es mucho más sencillo y el sabor más natural.
Eva García, propietaria de la quesería, niega las acusaciones y recuerda que «las vacas no ríen, diga lo que diga la publicidad». Aunque no niega que los vídeos muestren sus instalaciones, dice que «no podemos prohibir que nuestros trabajadores, humanos o vacas, hablen entre ellos».
La portavoz en España de la protectora de animales PETA, Dolores Parmalat, asegura que es «una práctica común» la de emplear a susurradores de vacas para preocupar a las vacas «hasta lograr que el queso salga ya rallado», ahorrando así costes de producción.
«Hablarle a una vaca sobre la guerra de Ucrania, la inflación o el calentamiento global es suficiente para alterarla. A las más pasotas se les explica lo que es un matadero», denuncia Parmalat. García insiste en que «las vacas se rallan como nos rallamos todos, no podemos mantenerlas al margen de la actualidad».
García Mugido ya fue sancionada hace seis años por someter a sus vacas a viajes extenuantes en barco para producir leche uperisada en el Upper East Side de Manhattan.