Los hechos han tenido lugar este mediodía en el domicilio particular de la Tía Mari, situado en pleno centro de Madrid. En el piso se ha celebrado una comida familiar a la que ha acudido gran número de tíos, primos y sobrinos. “Es una pena que nos tengamos que ver en circunstancias como esta”, le ha dicho un hermano a otro, reconociendo que el contexto de un encuentro con toda la familia no era el mejor.
Toda la comida ha transcurrido en un solemne silencio que solo se ha roto cuando las tías han preguntado a sus sobrinos si tienen novia. “Mucho ánimo”, le ha comentado un hermano a otro al ver que se formulaban las preguntas incómodas de siempre. “Mis condolencias por la pregunta de la abuela sobre cuándo te casas”, le ha susurrado el hermano casado al hermano al que le acaba de dejar la novia tras siete años de relación.
“A ver si nos vemos en una ocasión más alegre”, insistía uno de los hermanos. Los dos se encuentran apretados en una esquina de la mesa con una pata chocando con sus rodillas. “Es la cuarta del año, menuda racha, hay que ser fuertes”, se han animado mutuamente.
Al cierre de la edición, la prensa ha podido saber que la comida familiar ha pasado a ser merienda familiar y va camino de derivar en cena familiar, algo que no está sentando nada bien a los dos hermanos. “No somos nada, un día estás tranquilo en tu casa y, al siguiente, pasa esto”, han asegurado, conscientes de que poco pueden hacer para evitar su malestar.