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«Hoy es el día para que hablen ellas», explica un hombre en un discurso de veinte minutos

EN SU ALOCUCIÓN, EL HOMBRE HA INSISTIDO EN QUE EL 8M ES EL DÍA EN EL QUE TOCA QUE HABLEN LAS MUJERES

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Consciente de que el 8M es el día en el que los hombres deben «echarse a un lado para que sea la mujer la que exprese sus reivindicaciones», Paco Gargaño ha ofrecido esta mañana un discurso de veinte minutos en el que ha reiterado la necesidad de que los hombres callen para dar espacio al feminismo.

«Una de las quejas de las feministas es precisamente que no tienen un foro público en el que expresarse, por lo tanto, ya que han conseguido que les dediquemos un día entero, pues hombre, me parece a mí que ese día es un día para que los hombres nos callemos, demos un paso al lado y que ellas digan lo que sienten que tienen que decir. También para nuestro propio beneficio, ojo, porque al sentirse escuchadas y ver que han podido hablar, pues están más tranquilas y la convivencia mejora, que al final de eso se trata, ¿o no? Quiero decir, no es que todo esto sea para que suelten toda la mierda y ya está, ya sé que piden cosas que nosotros tenemos que hacer también, es importante, pero hoy no es precisamente el día de ponerles peros a lo que ellas piden, quizá mañana, recopilando las cosas que hayan podido decir, pues podemos decir qué opinamos, que si esto sí pero esto quizá no, que esto del cambio de sexo igual es un poco bestia, pero lo de los sueldos se puede mirar, etcétera, etcétera. Pero eso ya toca mañana, es cuestión de ir hablando, pero insisto: no hoy. Hoy hablan ellas. Hoy nosotros nos callamos para darles ese momento femenino suyo, y creo que eso no nos hace pequeños. Al contrario: nos engrandece. Yo las veo en la calle, todas juntas, tan libres, tan mujeres, y creo que es ese el tipo de feministas que queremos, mujeres de armas tomar, que se dice, ¿no? Pero en el buen sentido, no literalmente, me refiero a que dicen lo que piensan sin tapujos ni cortapisas ni ambages, y eso no es necesariamente dejar que hagan lo que quieran y que nos tomen por el pito del sereno, no, no, para nada, eso es lo que ellas llaman masculinidad tóxica, que es cuando nosotros nos sentimos amenazados y decimos basta y nos ponemos agresivos y tal… no, una cosa no quita la otra, es decir: que ellas reclamen cosas no les da la razón necesariamente, pero es que ellas tienen que poder reclamar, porque si ni siquiera pueden decir las cosas, entonces se van calentando, en el mal sentido, y eso a los hombres tampoco nos interesa. Es ceder hoy la palabra para no tener que callar un grito por las malas el día de mañana, ¿sabes? Esa es la cosa. Y tampoco hace falta que escuchemos si no entendemos lo que dicen o no estamos de acuerdo, porque lo del feminismo es un chocho bastante importante, si me permites la expresión, chocho en el sentido de lío bastante gordo, porque hay muchas feministas y entre ellas se pelean, luego hay incluso tíos que tienen pito pero dicen que son tías, no sé, la verdad es que yo en esto no me quiero ni meter porque si digo lo que pienso se lía aún más. Entonces eso, lo que digo, que hoy es un día para callarse y que ellas hablen, canten, se peleen entre ellas si es lo que tiene que pasar, y oye, nosotros aquí por si necesitan algo, pero si no te preguntan directamente la opinión pues tampoco es necesario decir nada, uno se calla hoy y luego quizá ellas mismas son las que luego nos preguntan qué opinamos de todo lo que han dicho, y yo creo que la grandeza es saber poner los puntos sobre las íes pero sin ofenderlas, porque a veces no es tanto lo que dicen, que pueden ser chorradas incluso, o proclamas muy extremistas, sino que sientan que han podido decirlo todo y que nosotros ni siquiera hemos arqueado una ceja, ¿sabes? A veces lo que quieren es eso, sentir que pueden decir la mayor memez que se les ocurra, como, yo qué sé, que un perro puede tener los mismos derechos que una mujer trans, por decir algo, y que no nos rasgamos las vestiduras, en plan, que oímos lo que dicen y no montamos el número, que a veces es lo que en el fondo están intentando, ¿no? Que caigamos en ciertas provocaciones. Por lo tanto, no, hoy no se discute, hoy los hombres callamos, dejamos que digan y que hagan, y oye, mañana será otro día, pero al menos que no se puedan quejar de que no dejamos que se expresen. No es tan difícil morderse la lengua unas horitas. Al final, callar es tan fácil como no decir nada. Simplemente», ha comentado Gargaño esta mañana mientras su esposa le preparaba el desayuno.

«¿Estás de acuerdo o qué? ¿Me has escuchado? Como no dices nada… Di lo que quieras, que es tu día», ha agregado Gargaño, inquieto al ver que su mujer permanecía en silencio tras sus palabras.

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