Cansada de las falsas apariencias y de las relaciones superficiales, Marisa Cordero, de 27 años, ha decidido acudir a una primera cita con su férula de descarga porque quiere mostrarse tal y como es. La joven ha querido evitarle futuras sorpresas al chico que empieza a conocer y ha optado por ser totalmente transparente. «Afí foy yo for laf nofes, lo tomaf o lo fefas», le ha dicho justo después de saludarlo.
Sebastián Soplillo, de 25 años, se ha mostrado receptivo a la presencia de la férula de descarga y ha accedido a seguir conociendo a Marisa pese a la difícil comunicación. «Al final pasa la mayor parte del tiempo con la férula, así que me parece bien que haya querido presentarse con ella», confirma. «El único problema es que beber con eso puesto no es nada fácil», añade. «Pronunciar mi nombre le supone toda una odisea y tampoco entiendo bien sus otras palabras», dice.
Durante el transcurso de la cena, Marisa ha hecho toda una declaración de intenciones: «Fo foforto a fos hifofritas», ha sentenciado escupiendo trozos de comida. «Tengo brufifmo, fí, ¿alfún froflema con efo?», le ha preguntado a un descolocado Sebastián. «Si supiera que la comunicación iba a ser tan complicada habría propuesto un plan de cine y no de cena», se sincera ahora el joven. Aunque Marisa le ha gustado, Sebastián no se ha atrevido a besarla debido a la presencia de la férula.
No es la primera vez que Marisa acude a una cita con una actitud semejante. El año pasado ya se presentó en un restaurante con el pijama y unas bragas marrones enormes para que la persona a la que estaba conociendo supiera cómo es ella los días en los que tiene la regla.
