La defensa de los valores políticamente correctos en Estados Unidos ha llegado esta semana a la película Casablanca. La compañía Warner ha sucumbido a las presiones y ha modificado algunos diálogos del filme, cuya nueva versión revisada sustituirá en los próximos días a la que se estrenó en 1942.
Entre las modificaciones que más polémica han levantado, se encuentra el cambio en la frase «Tócala, Sam. Toca As Time Goes By», pronunciada por el personaje de Ilsa que interpreta Ingrid Bergman. La petición incluirá a partir de ahora un «por favor, si no es molestia, y cuando te vaya bien». En la versión original, Rick, interpretado por Humphrey Bogart, exclama «La tocaste para ella, la puedes tocar para mí. Si ella pudo soportarlo, yo puedo. ¡Tócala!». Esta segunda petición, más enfática, será debidamente edulcorada «para que el pianista racializado sea tratado con el debido respeto». No habrá rastro del «¡Tócala!», y el protagonista admitirá que «me siento frustrado y estoy trabajando este sentimiento. Sé pedir ayuda y, para no caer en la asertividad tóxica de una masculinidad de otro tiempo, te tiendo la mano para que, como profesional del piano, me brindes una interpretación de este tema que en estos momentos me ayudaría escuchar».
Gracias a la inteligencia artificial, la nueva Casablanca ofrecerá una escena inédita de transición en la que se verá al pianista firmando un contrato por obra y servicio remunerado según los estándares del mercado, y completamente legal. «Sam, mañana no hace falta que vengas, sé que tu mujer acaba de iniciar su andadura en el mercado laboral y alguien tendrá que quedarse con los niños. No insistas, está decidido. Necesitas margen para conciliar», le dirá el dueño del establecimiento.
El final de la película también será ligeramente distinto, según confirman fuentes de Warner. La mítica frase «Siempre nos quedará París» se sustituirá por una versión más extensa: «Siempre nos quedará París, o cualquier otro enclave de Europa, o de una región no occidental, pues el mundo está lleno de parajes interesantes y alejados del punto de vista de la cultura dominante e imperialista. Ciudades pero también pueblos y aldeas que, sin ser mejores ni peores, pueden aportarnos mucho y alejarnos al fin del etnocentrismo que nos aísla en una visión estrecha y limitada del mundo y de sus gentes».