La Comunidad de Madrid, que preside Isabel Díaz Ayuso, ha firmado un acuerdo para distribuir comida entre personas vulnerables «como por ejemplo los repartidores precarizados de Glovo, obligados a trabajar para una compañía sancionada que solo es rentable en la medida en que ellos renuncian a sus derechos laborales». Los repartidores, pues, se procurarán comida a ellos mismos sin cobrarse los envíos.
«Llevo horas persiguiendo a un compañero vulnerable que está entregando comida a otros compañeros vulnerables y, por tanto, no está en casa para que pueda entregarle la comida. Él va en moto y yo en bici, voy a tardar horas, pero no me rendiré porque sé que es una persona vulnerable», comenta uno de los repartidores vulnerables de Glovo, preocupado porque su colega vulnerable «necesita comer algo porque se va a desmayar».
Glovo reconoce que la obligación de repartirse comida entre ellos en tanto que personas vulnerables se está traduciendo en una mayor carga de trabajo para sus repartidores vulnerables, que tienen que cumplir también con la obligación de entregar los pedidos de las personas no vulnerables.
Al cierre de la edición, la Policía Municipal ha tenido que intervenir para separar a dos repartidores vulnerables de Glovo que se habían enzarzado en una discusión para determinar cuál de los dos era más vulnerable y, por tanto, debía aceptar primero la hamburguesa que le ofrecía el otro.