Mark Zuckerberg ha anunciado esta mañana el despido de 11.000 empleados de Meta, la empresa matriz de Facebook, después de enterarse de que el «metaverso» (un nuevo entorno digital del que lleva más de dos años haciendo campaña y que no termina de convencer a sus inversores) no existe. «Le hicimos creer que una habitación con las paredes pintadas de azul y luces LED que iban cambiando de colores era un universo de realidad virtual», ha admitido uno de los trabajadores despedidos esta mañana.
«Mira, a nadie le interesa el metaverso y él no dejaba de pedirlo y de exigir que programáramos esa monstruosidad inútil, así que lo que hacíamos cuando se ponía muy pesado era encasquetarle un dispositivo de realidad virtual, empujarlo hacia la habitación y quitárselo de golpe antes de encerrarlo allí durante horas», admite este trabajador anónimo, uno de los jefes encargados de ese nuevo e importantísimo proyecto que iba a marcar el futuro de la compañía.
«Lógicamente, al enterarse, nos ha despedido a todos y con razón, pero vaya risas nos hemos echado», ha añadido.
El engaño era conocido por prácticamente toda la compañía, lo que se ha reflejado en el despido del 13% de la plantilla, aunque Zuckerberg no descarta ampliar el número de «represaliados». El magnate de la informática estaría intentando averiguar qué trabajadores son reales y qué trabajadores son bots, dado que su dificultad para distinguir el mundo real del virtual sigue algo afectada tras años de confusión.
«A veces nos quedábamos en la habitación del metaverso con él, fingiendo ser avatares, para que él viera que aquello funcionaba y tenía alguna utilidad», explica este exempleado. Los trabajadores de Meta detallan que, como en el metaverso de Meta los avatares no tienen piernas, cuando estaban en la habitación caminaban de rodillas. «Como nos cansamos de la postura, le dijimos que ya habíamos programado las piernas y se puso tan contento… Nos dio hasta un poco de pena cuando le vimos hacer el anuncio oficial de que en Meta la gente ya tenía piernas», explican.
Los trabajadores admiten que, durante unas semanas, le lanzaron objetos a la habitación «a ver qué hacía», como por ejemplo una pelota de baloncesto a la que Zuckerberg bautizó como “metabalón”.
