El 95% de las personas que hace dieta no estaría buscando adelgazar o llevar una vida más saludable sino hacer más apetitosos los alimentos para poder saltarse la dieta y comérselos con cierta «sensación de desobediencia y peligro», según un estudio publicado esta mañana por la revista científica The Lancet. «La gente especialmente glotona que claramente necesita adelgazar, cuando finalmente se decide a hacer dieta, lo hace porque necesita elevar el placer de la comida a un nuevo nivel antes desconocido para ellos», explica Brenda Ecovert, la jefa de la investigación.
«Es mucho más apetitoso coger galletas diciendo ‘bueno, va, pero solo una’, y comerse 25 repitiendo esa frase en voz alta, que comérselas directamente sin el añadido de la culpa o de estar haciendo algo prohibido», explica Ecovert.
El estudio señala que el remordimiento es un potenciador del sabor mucho más efectivo que la sal o el glutamato.
«Sentirse mal con uno mismo pero a la vez tener esa sensación de anarquía y aventura es una especie de umami emocional que mejora cualquier plato, ya sea una hamburguesa o un sencillo chusco de pan», asegura la científica.
Según el estudio, hay personas que ni siquiera se plantean adelgazar sino que simplemente expresan su intención de hacer dieta en voz alta y pronuncian frases como «de ese pastel no me guardéis ningún trozo porque os juro que no voy a probarlo» para luego tener la ocasión de escabullirse por la noche hacia la nevera y comerse el pastel que ha sobrado con las manos y procurando hacer el menor ruido posible, como si estuvieran haciendo algo ignominioso que solo Dios puede juzgar.